Como mexicano nunca entendí bien el concepto de la religión, pues me quedé con la impresión de que yendo a ciertos eventos, procesiones y demonizando a otras religiones me estaba ganando un lugar en el cielo, o por lo menos encontraba perdón por las faltas cometidas.
El día más religioso para un mexicano creo que no corresponde al domingo de Ramos, o la navidad, el día de la sagrada familia, etc.. Este honor se reserva para el día de la virgen de Guadalupe, un 12 de diciembre. Recuerdo la primera procesión a la que asistí: un recorrido a pie por diferentes calles, llenas de diferentes mercancías y comida, colocadas alrededor de la basílica (una de las muchas dedicadas a la virgen que hay alrededor de México) donde veía como procesiones de cientos personas iban cargando flores, adornos y algunas, incienso.
El espéctaculo me parecía increíble, más porque a muchos de ellos solo los veía hasta la cintura, y por tanto todo parecía más grande y enorme. Iba con mi tío-abuelo, que con paso firme se abría paso entre las diferentes procesiones y calles, acercándonos cada vez más al templo de la virgen. Los escalones de éste estaban llenos de gente, los cuales me parecieron eternos, y mientas subíamos escuchaba los altavoces a todo volumen que daban indicaciones acerca del culto que iba a iniciar. Le pregunté a mi tío: "¿nos vamos a quedar?" Me respondió de manera sencilla: "llegamos, damos la ofrenda y nos vamos, con eso terminamos".
Al entrar a la basílica me sorprendió el número de ofrendas colocadas alrededor del altar, y la cantidad de personas que entraban solo un momento, donde dejaban su ofrenda, se quedaban en silencio y de inmediato salían del templo. Con mi tío repetí esa escena y rápidamente nos encontramos en la calle comiendo un elote.
En mis adentros pensé "¿no deberíamos de habernos quedado tras hacer el viaje?". Mas me sentí cómodo tras haber cumplido con la obligación hacia ese día rápidamente. Me parece que como mexicano nunca me tomé la religión en serio, nunca tuve un fervor religioso que me permitiera entender el por qué de los relatos de la biblia y los cambios en la conducta que provocaban según los religiosos.
La religión pedía mucho: adhesión a sus reglas, cumplir con sus cultos y llevar sus enseñanzas a todas los momentos de mi vida. La salida de mi tío me pareció tan fácil: solo era necesario cumplir con algunas cosas, ofrecer con devoción en momentos clave y uno puede sentirse protegido.
Necesito encontrar mi fervor, mi creencia en algo que está fuera de mí y que no depende de ofrendas y cumplir solo en ocasiones especiales. Todo día debe ser especial, donde uno sea fiel a las reglas aceptadas y entendidas, comprometido con lo que uno cree y actuar con de acuerdo con esa creencias.
Como mexicano creo fácilmente, mas no actúo en el día a día con lo que creo.
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